Viajamos al Pirineo del 21 al 25 de julio de 2024 y nos alojamos en el Parador de Bielsa.
Día 1
El viaje desde Madrid es bastante
largo, 555 Km desde casa, unas 6 horas de viaje, Hicimos una parada en el
Pre-Pirineo para echar gasolina y descansar y luego paramos a comer antes de
llegar en Lafortunada, ya en el
Pirineo y en la comarca del Sobrarbe. Este es un pueblo en la ladera de la
impresionante montaña con una central eléctrica de principios del siglo XX y un
museo de la Electricidad (que no vimos) comimos en el hotel Badaín, en la
carretera. Es un hotel regentado por ucranianos, así que comimos unos raviolis
ucranianos de pollo muy ricos y una ensalada. El servicio muy atento y el
precio barato.
Atravesamos el impresionante
desfiladero (o congosto como lo llaman aquí) de Las Devotas, por el que
transcurre el Rio Cinca, pasamos por el pueblo de Bielsa y llegamos al valle de Pineta (La Balle Berde en belsetán), que es donde se
encuentra el Parador. A los pies del Monte Perdido (3.355 m) Las vistas
sobrecogedoras, es un valle glaciar en redondo donde nace la cascada del Cinca
y acaba la carretera.
El Parador es como un refugio de
montaña grande, de piedra y con ventanas de madera que dan a la espectacular
montaña llena de cascadas. Idílico. Es un Parador de 3 estrellas así que
tampoco se pueden esperar muchos servicios, el aspecto es un poco “viejuno”, la
habitación está bien, pero quizá los baños necesitarían una actualización. Todo
se compensa al abrir la ventana y ver las vistas, también está muy cerca del
comienzo de las rutas por la montaña.
Después de descansar un poco, decidimos ir a dar un paseo a la montaña, al final acabamos haciendo la ruta de la cascada del Cinca. Partiendo del parking del parador cruzamos el río y tomamos el camino Marboré a partir de ahí todo es subir por el bosque. Fuimos parando para ver la vegetación de montaña exuberante: Lirios, escabiosas, malvas, orquídeas etc, una preciosidad (ver al final del post). Es una ruta de 7,5 Km con un desnivel de 420 metros. Tardamos unas 2:45 horas y las vistas del valle y la cascada son impresionantes. De bajada tocaba cenar en el Parador: unas croquetitas y unas alcachofas rellenas de brandada de bacalao muy ricas y a descansar.
Día 2
Después del reconfortante desayuno Bufet del Parador decidimos hacer la ruta a los llanos de La Larri, partimos por detrás de la ermita de la Virgen de Pineta que está al lado del parador y comenzamos la subida por el hayedo de la Selva de Pocha, un bosque de hayas maravilloso pero bastante duro porque se sube en picado y hay que ir zigzagueando entre piedras y raíces de los árboles. La distancia al fondo del valle es del 5 Km y el desnivel de 300 metros, luego una vez arriba hay más o menos un Km a la cascada de LaLarri. Tardamos unas 2:45 h.
El paisaje desde arriba es espectacular se ve todo el circo glaciar por un lado y por otro todo el valle de Pineta. Se ve perfectamente el glaciar de Monte perdido y hay carteles que te indican cómo éste ha ido desapareciendo desde principios del siglo XX. Hay también un refugio.
Vegetación alpina preciosa, con mares de lilis morados y vacas pastando, seguimos el sendero hasta la maravillosa cascada del fondo del valle donde aprovechamos para remojarnos los pies en el agua helada y comer fresas silvestres.De vuelta, una parada para descansar e iniciamos el descenso. Queríamos bajar por un camino de pista forestal que llega a la cascada del Cinca, pero nos equivocamos y tomamos otra ruta, más difícil. Tomamos el camino de Monaspro por la Selba el Sucarraz ( desnivel 540 m) es un camino cerrado de piedras que en algún tramo te hace sujetarte a unas cadenas ancladas a la pared para poder cruzar, llegas a la cascada del Cinca y desde allí unos 4 Km hasta llegar al parking de Pineta. Llegamos muertos después de hacer unos 12 Km en total en 4 horas, pero pudimos comernos unos bocatas en el kiosko que hay al lado de la caseta de información del parque.
Después de una merecida siesta, decidimos ir a ver el pueblo de Bielsa y cenar allí. Es un pueblo de montaña pequeño y coqueto, con un ayuntamiento del siglo XVI que quedó derruido en la Guerra Civil y del que se ha conservado la fachada, el resto fue reconstruido por Regiones Devastadas. Toda esta zona fue masacrada durante la Guerra Civil por aviones italianos y alemanes que bombardearon el valle porque había una bolsa republicana. De hecho, hay un monumento conmemorativo en el pueblo a los jóvenes republicanos fusilados. Cenamos en una placita pequeña del centro en la taberna El Chincherle: un servicio atento, sidra natural y unas tostas riquísimas, en especial una de paté casero, el yogur artesano con puré de frambuesas naturales, buenísimo.
Día 3
Después de la paliza del día anterior decidimos tomarnos las cosas con calma y visitar los alrededores. Fuimos en primer lugar a L´Ainsa, es una villa amurallada con un castillo en lo alto que es donde se encuentra el centro histórico. Se llega a un parking de pago y se accede por el foso y el enorme patio de armas del castillo hasta la plaza mayor porticada. Las vistas desde arriba son muy bonitas porque se ve la unión de los ríos Ara y Cinca, quedando el pueblo como una especie de isla, de ahí su nombre. La plaza tiene a ambos lados unas prensas de vino artesanales que utilizaban las familias del pueblo después de la vendimia.
En el patio de armas se pueden ver además de dos museos de naturaleza y etnológicos, dos nabatas (balsas de troncos que se utilizaban para el transporte por los ríos de la zona durante el deshielo y cuya fiesta se sigue celebrando en mayo con un descenso por el Cinca)
Luego fuimos al cercano Boltaña, también en un promontorio y
con casas de piedra señoriales, son curiosas aquí las chimeneas en redondo y
con pináculos o cosas encima para espantar a las brujas. Boltaña tiene una
iglesia muy curiosa, de varios estilos y con el eje torcido ya que al construir
sobre la torre románica original se giró un poco. Tiene una pila bautismal del
s XI y una sillería del coro y verja provenientes del Monasterio de San Victorián.
Nos dirigimos después al valle del Chistau, atravesamos un congosto con túneles de piedra y llegamos a Plan, típico pueblo de montaña ganadero y famoso por la caravana de mujeres que organizaron los solteros en los años 80. Comimos en Casa Ruché un menú con ternera y cordero de los valles, yogur artesano también.
El siguiente pueblo es Gistaín o Chistén, es el pueblo más alto del Sobrarbe y tiene espectaculares vistas además de un lenguaje autóctono peculiar que todavía conservan, el Chistabino. El pueblo se encuentra en el Parque natural de Posets y Maladeta y las casas, muy cuidadas, son de piedras de diferentes colores, tiene un par de torres del XV no muy bien conservadas. Bajando de nuevo al valle paramos al lado del embalse de Plandescun, al lado del rio Cinqueta, donde hay un observatorio de aves. Con los prismáticos, pudimos ver preciosos quebrantahuesos volando.
Paramos en Saravillo, pueblo ganadero parecido a los anteriores, pero con una
quesera artesanal y una tienda de patés artesanos, Chistau sabor, ambos muy
reconocidos. Obviamente, nos llevamos unos quesos de leche cruda de cabra y
vaca y dos tipos de patés artesanales uno de ellos con manzana y nueces.
Vuelta al parador, cena y a
descansar para visitar Ordesa al día siguiente.
Día 4
Una de las visitas que más
ansiábamos en este viaje era ir al Parque
de Ordesa y Monte Perdido, que Eduardo había “pateado” en dos ocasiones de joven. Como
estábamos a dos horas de coche desde Pineta, salimos antes. Hay dos opciones:
ir por Ainsa y dar bastante vuelta o atravesar por la carretera de montaña que
sale de Escalona y atraviesa el Cañón de
Añisclo hasta Fanlo, luego Broto y finalmente Torla. Se tarda lo mismo, una
es más larga y la otra es más lenta. Decidimos hacer la del Añisclo. El
desfiladero es impresionante y la carretera es tan estrecha que parece que
puedes tocar las paredes de ambos lados, hay un tramo de carretera que es en un
único sentido porque es imposible que pasen dos coches. Como decimos en inglés
“Breathtaking”, la pena es no poder parar para disfrutar más las vistas
impactantes.
La subida es continuada y se van atravesando bosques de hayas, pinos y boj dejando a la derecha el río con las espectaculares Cascadas de la Cueva, de Arripas y del Estrecho entre el bosque. Vemos también las llamadas “fajas”, los pliegues en las paredes rocosas. Según vamos subiendo, el bosque se abre y da paso a una espectacular vegetación que parece un jardín repleto de flores, mariposas etc. ( al final del post pongo algunas de ellas)
El camino se hace más difícil con escalones de piedra, llegamos a las Gradas de Suazo, una espectacular cascada con caída en forma de escalones o gradas. Finalmente llegamos al circo de Soaso, la parte alta de la montaña cuyo paseo desemboca en la famosa Cascada de Cola de Caballo en la falda del Monte Perdido.
Es una ruta de 20 km en total con una duración de 5 o 6 horas y un desnivel de 500 m, con paradas a descansar o hacer fotos.

De vuelta a la pradera, cogemos el bus y volvemos a Torla, a nuestro parador
Día 5
Después de levantarnos y desayunar salimos para Madrid. De camino paramos en Labuerda, el pueblo siguiente a Lafortunada, para comprar unos dobladillos de miel en la famosa panadería Turmo. Habíamos comprado en Ainsa uno de ellos el día anterior, que nos ayudó a salvar el hambre en lo alto de Ordesa. Muy ricos y recomendables.
Nos quedaron por ver el Castillo de Loarre a 35 Km de Huesca y Sta. María de Huerta, en Soria, que estaban de camino, pero nos quedan para otro viaje.
Vegetación alpina que pudimos disfrutar
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fresas silvestres |
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Escabiosas |
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Astrantia |
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Lirio azul |
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Orégano silvestre |
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Orquídea dactilorriza |
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Cardo azul |
Malva
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Lilium martagón |
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